2006-2007

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  • Última modificación de la entrada:17 de mayo de 2024
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2006 "Último Vía Crucis en Las Claras"

La Cuaresma de 2006 finalizaba con añoranza. Y es que nunca más volveríamos a salir del tinglado que nos hizo nacer en el Barrio, en la calle Clavel. La Madrugada del Perdón a partir de ese momento ya no tendrá el mismo escenario, el encierro no tendrá como telón de fondo unos toldos, del colegio Los Olivos jamás fluirá de nuevo la marea humana de penitentes... Y así, un sinfín de cosas que de alguna u otra forma habían configurado la puesta en escena de nuestra estación de penitencia cada Martes Santo.

Muchas eran las ilusiones que gracias a Dios, al año siguiente, mágico 2007, se nos harán realidad. Una realidad a la que hemos contribuido muchos veleños con nuestro pequeño granito de arena y que desde la Cofradía agradecemos de manera sincera.

historia 2006-2007, eccehomoyamor, cristo del eccehomo, velez malaga, semana, santa, cofradia, parroquia, san jose, virgen, del amor, La parroquia de San José iba evolucionando en su construcción de forma pausada, los retrasos, demoras y numerosos problemas que surgieron durante el proyecto que había durado varios años, ya se veían como una buena forma que nos había permitido ir asimilando todo lo bueno que nos iba a traer el próximo año.

Pero además, en el año 2006, estábamos inmersos en todo el proceso que haría que María Santísima del Amor, nuestra Madre, llegara a completar nuestra Cofradía.

Al igual que agradecemos con justicia la generosidad de nuestra Diócesis y muy especialmente la de nuestro obispo D. Antonio Dorado Soto en la construcción de la nueva Iglesia de San José, también queremos agradecer a su párroco D. José Antonio García Carrasco su magnificencia, generosidad y que tuviera a bien, proponernos que María Santísima del Amor acompañara a su Hijo el "Ecce-Homo", en el altar Mayor.

Sin duda fue un año cargado de ilusión, esperanza, nervios e inquietud... y que pasó muy deprisa. Innumerables reuniones, visitas a Israel Cornejo, artista veleño y hermano de la Cofradía que cómo no podía ser de otra forma sería el encargado de dar forma a nuestra bendita Madre, la Virgen del Amor, así como reuniones con nuestro párroco, amigo y consiliario Pepe García para ir perfilando todos los detalles. Ahora vemos todo el proceso de una manera tranquila, sosegada y agradecida.

A grandes trazos, esto sería la esencia de un año 2006, antesala de una página histórica en nuestra Cofradía. Pero detengámonos por un momento en otros detalles, no menos importantes a pesar de tratarse de situaciones vividas cada año y que se repiten de manera ritual.

El Martes Santo, gracias a Dios, disfrutamos de un desfile brillante, pausado, abrigado por un pueblo expectante. Una vez más, un aluvión de penitentes, sin precedentes en nuestra corta historia, vistieron las calles de Vélez de velillos blancos. La juventud iba aterrizando cada vez con mayor fuerza en nuestra Cofradía y toma las riendas poco a poco.

Los hombres de trono no suponen ninguna novedad en nuestra procesión. Siempre es lo mismo, y no es fácil decir esto: seriedad, saber estar, silencio y orden. Más de 120 horquilleros se agolpan bajo los varales, por delante, más de 8 horas de largo recorrido. Año tras año, se produce el milagro de cada primavera, vuelven a aparecer. Su único deseo: tallarse y sacar de nuevo al Cristo de la Caña.

El encuentro de Jesús con su Madre, la Santísima Virgen de los Dolores, en el Paseo Nuevo como cada año, se vio arropado por todo un pueblo que aunque sea apretujado, casi perdiendo el equilibrio, no quieren dejar de mirar a los ojos a esas dos imágenes que sobrecogen cada año los corazones de los allí congregados. El encuentro ha sido numerosas veces referencia importante de nuestra Semana Mayor, habiéndose desplazado el canal televisivo Canal Sur para dar respuesta en directo al resto de los andaluces.

Después de muchas horas de largo recorrido por el Centro Histórico de nuestra ciudad, el río humano de penitentes se vuelve a asomar a la Avenida Vivar Téllez. Son más de las 12 de la noche, el cansancio se deja entrever en los más pequeños. Unos muestran su cirio con apenas unos centímetros, otros levantan su velillo para acariciar momentos de la brisa torreña, algunos caen de agotamiento en brazos de sus madres. Pero al final la ilusión brilla en su ojos. No quieren volver a casa, quieren ver el final, quieren ver a su Cristo en la oscuridad de calle Clavel, quieren ver a los demás, a sus amigos de sección, esta noche el cansancio se hace dulce.