Evangelio Domingo día 15-2-2015

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Buenos días a tod@s.

Un domingo mas, os damos nos buenos días compartiendo con tod@s vosotr@s la lectura del Evangelio del día.

Como ya sabéis dentro de nuestra sección Domigos de Fé.

Aprovechamos para recordaros que  nos vemos el Miércoles en la Parroquia de San José a las 19 h. para la celebrar la Eucaristía del Miércoles de Ceniza y el posterior Cabildo Ordinario de hermanos y hermanas.

Cuarto Domingo del tiempo ordinario.

Santos del día : San Claudio de la Colombière

Evangelio Domingo 15 de Febrero de 2015

Evangelio según San Marcos 1,40-45.

Se acercó a Jesús un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: "Si quieres, puedes purificarme".
Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Lo quiero, queda purificado".
En seguida la lepra desapareció y quedó purificado.
Jesús lo despidió, advirtiéndole severamente:
"No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio".
Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a él de todas partes.

Comentario del Evangelio del día por:

San Pascasio Radbert (¿- c.849), monje benedictino
Comentario sobre el evangelio de San Mateo 5,8

“¡Quiero, queda limpio!” (Mc 1,41)

Cada día el Señor purifica el alma de quien se lo suplica, lo adora i proclama con fe estas palabras: “Señor, si quieres, me puedes purificar.” (Mc 1,40ss), sin mirar la cantidad de sus faltas. “Porque él que cree con todo corazón queda justificado”(cf Rm 10,10). Debemos dirigir a Dios nuestras peticiones con toda confianza, sin dudar para nada de su poder... Esta es la razón porque el Señor responde al instante a la petición del leproso que le suplica y le dice: “Quiero, queda limpio” (Mc 1,41). Porque, a poco que el pecador se ponga a orar con fe, la mano del Señor se pone a cuidar la lepra de su alma...

Este leproso nos da un buen consejo acerca de la manera de orar. No pone en duda la voluntad del Señor, como si rehusara creer en su bondad. Sino que, consciente de la gravedad de sus faltas, no quiere presumir de esta voluntad. Diciendo que si el Señor quiere purificarlo, afirma que este poder pertenece al Señor, al mismo tiempo que confiesa su fe... Si la fe es débil se tiene que fortalecer primero. Sólo entonces revelará todo su poder para obtener de Dios la curación del alma y del cuerpo.

El apóstol Pedro habla de esta fe, sin duda alguna, cuando dice: “Purificó sus corazones por medio de la fe” (Hch 15,9)... La fe pura, vivida en el amor, mantenida por la perseverancia, paciente en la espera, humilde en la confesión, firme en la confianza, respetuosa en la oración, llena de sabiduría en lo que pide, escuchará con certeza en toda circunstancia esta palabra del Señor: “Quiero.”

Fuente: www.evangeliodeldia.org