Buenos días. Aquí estamos otro domingo para presentaros la lectura del Evangelio del día.
Como ya sabéis dentro de nuestra sección Domigos de Fé.
Hoy tercer domingo de Pascua.
Santos del día : San León IX
Evangelio Domingo 19 de Abril de 2015
Evangelio según San Lucas 24,35-48
Los discípulos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes".
Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu,
pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas?
Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo".
Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies.
Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: "¿Tienen aquí algo para comer?".
Ellos le presentaron un trozo de pescado asado;
él lo tomó y lo comió delante de todos.
Después les dijo: "Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos".
Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras,
y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día,
y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados.
Ustedes son testigos de todo esto."
Comentario del Evangelio del día por:
Beato Guerrico de Igny (c. 1080-1157), abad cisterciense
1er. Sermón para la Resurrección del Señor, 4; PL 185A, 143-144; SC 202
"¿Por qué os alarmáis?"
Cuando Jesús vino a sus apóstoles, siendo así que “las puertas estaban cerradas, y que se puso en medio de ellos, llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma” (Jn 20,19; Lc 24,37). Pero cuando él exhaló su aliento sobre ellos diciéndoles: “Recibid el Espíritu Santo” (Jn 20,22), y cuando después les envió del cielo este mismo Espíritu como un nuevo don, este don ha sido una indudable prueba de su resurrección y de su nueva vida. En efecto, es el Espíritu quien da testimonio primeramente en el corazón de los santos y seguidamente a través de sus palabras, que Cristo es la verdad, la resurrección verdadera y la vida. Por eso los apóstoles que en principio habían dudado incluso teniendo delante de ellos su cuerpo vivo, “daban testimonio de la resurrección de Señor con mucho valor” (Hch 4,33) después que habían gustado este Espíritu que da vida. Es mucho más ventajoso para nosotros acoger a Jesús en nuestro corazón, que verle con nuestros ojos o escucharle como habla. La acción del Espíritu Santo sobre nuestros sentidos interiores es mucho más poderosa que la impresión que pueden hacer en nuestros sentidos exteriores los objetos materiales...
Y ahora, hermanos, ¿cuál es el testimonio que el gozo de vuestro corazón proporciona a vuestro amor a Cristo?... Hoy en la Iglesia son muchos los mensajeros que proclaman la resurrección y vuestro corazón exulta y exclama: “¡Jesús, mi Dios, es vivo; son ellos quienes me lo han anunciado! Ante esta buena noticia, mi espíritu desalentado, tibio y adormecido, ha recobrado vida. La voz que proclama esta buena noticia hace despertar de la muerte incluso a los más culpables...” Hermano, la señal por la cual tu reconocerás que tu espíritu ha recobrado vida en Cristo, es este: si te dice: “¡Si Jesús está vivo, me basta!” ¡Oh palabra de fe y muy digna de los amigos de Jesús!... “Si Jesús está vivo, me basta!”
Fuente: www.evangeliodeldia.org
Fuente imagen: Diócesis de Málaga