
Hola a tod@s, os presentamos un poema dedicado a nuestros titulares y que lleva por titulo "El reflejo de lo caminado".
Obra de Marta Ortega Fernández, ella misma nos lo explica un poco.
Con este poema llamado “El reflejo de lo caminado”, me dirijo a todos/as los cofrades de éste instituto y Vélez-Málaga diciendo que cada uno es como Dios lo hizo y aún peor por muchas veces y que no debemos dejarnos influenciar.
En este poema hago referencia a la cofradía veleña de Ntro Padre Jesús en su presentación al Pueblo “Ecce-Homo” y María Stma del Amor.
Desde nuestra Cofradía te damos las gracias Marta, y te animamos a que sigas haciendonos disfrutar con tus pensamientos.
Un abrazo!!
El reflejo de lo caminado.
¿Que tú no has visto al Ecce-Homo del barrio
de Los Olivos?
¿Que tú no has visto al Ecce-Homo?
Pues yo te voy a explicar
lo que siente un veleño
la tarde-noche del Martes Santo
viendo al Ecce-Homo pasar.
Imagínate un velero,
que ha salido del mar,
y por las calles navega
con las velas desplegadas.
Portando un Cristo radiante,
con las manos amarradas y
una caña a modo de cetro,
entre una nube de incienso,
romero y azahar.
He aquí el hombre,
con sus muñecas atadas
y su mirada ausente,
entre piropos y oles
pasando va por su barrio.
Unos le tiran rosas,
otros le tocan las palmas,
y un escalofrío lento,
te va sacudiendo el alma.
Portado sobre los hombros
de las gentes de su barrio,
¡Con qué garbo, con qué arte!,
¡Lo llevan los veleños!,
qué señorío derrama,
al pasar por las Carmelitas,
crece al paso del Ecce-Homo,
la fe de los veleños.
Entre flores y saetas,
Vélez lo va meciendo.
El pueblo se arremolina.
¡Mujeres, niños, ancianos!
Lo aguardan en cada esquina.
Y con la brisa se agita, una túnica divina,
un rayo de clara luna,
le va alumbrando la frente,
y el hijo de Dios se aleja
entre el clamor de la gente.
Cruzando por las Carmelitas
con un paso marinero…
¡El que anduvo por las aguas!
¡El que murió en el madero!
Es Dios, que baja del cielo
en cada Semana Santa,
para ver a su madre,
en la Madrugada del Perdón
entre la gente de su barrio.
¡Y en Vélez se pasea!
¡Con su túnica burdeos, su caña a modo de cetro
entre sus manos y su corona de espinas!
¡He aquí el Ecce-Homo!